miércoles, 16 de septiembre de 2009

Consultorio psicológico

Muchos me preguntan cómo obtengo la información que publico, cómo hago para que los pasajeros me cuenten determinadas cosas. Yo siempre les contesto que la conversación va siguiendo su curso normal y, a veces, se desemboca en historias muy interesantes. Además, insisto en que muchas veces es el pasajero el que tiene las ganas y la necesidad de contar.

Un caso patente de esto es lo que me pasó el otro día. Sube una chica de unos 25 años cerca de Patio Olmos (Shopping). Me dice la dirección y nada más. Después de hacer 15 cuadras en silencio, pasamos por un lugar y “rompió el hielo” con un: “esta zona me trae muchos recuerdos”. A lo cual yo interpreté que tenía que intervenir: “¿Por qué?”, pregunté. Haciéndome el gil, sabiendo que era muy probable que se esté refiriendo a una persona, le pregunté: “¿Jugás al tenis, sos abogada o estudias algún arte? (En la calle por la que circulábamos está el Córdoba Lawn Tenis, Tribunales Federales y la Ciudad de las Artes). “No, por acá cursé la secundaria… (breve pausa)…y vive mi ex novio. Salí con él 8 años”, respondió. Me salió el curioso de adentro y le pregunté por qué no había funcionado la relación, a lo cual ella me dijo que el chico la había engañado en seguidas oportunidades. A partir de ese momento me hizo una crónica detallada de su noviazgo frustrado, aclarando que si bien ella está “muy” de novio con otra persona, a la cual calificó de ideal, aún “le tira” su amor por el “engañador”. Me contó que se fue a vivir a otra provincia para poder olvidarlo y que aunque pasaron 3 años, aún "hay mucha química cuando se ven ocasionalmente" (pasajera dixit).

Otra cosa que me mencionó es que ella estaba de paso por Córdoba (en el momento en el que la estaba llevando en el taxi), y que se lo había cruzado en el boliche ese fin de semana: “tuve que irme porque no aguantaba verlo. Si me quedaba iba a empezar a charlar, me podía confundir y se iba todo al diablo”, comentó. En fin, en su relato me dio un montón de detalles más, como por ejemplo que tienen un amigo en común por el cual se entera de él: “Carlitos (el mediador) me dijo que cuando se enteró (el engañador) que yo me fui de Córdoba, se le vino el mundo abajo”, mencionó.

La idea no es contar esta historia. No va a ser la primera vez que alguien tenga una relación enfermiza, estando con alguien, cuando su corazón le dicta otra cosa. Mi objetivo es mostrar cómo a veces la necesidad de contar hace que uno “se desahogue” en el taxi cual si fuera un consultorio psicológico, sin importar que el conductor sea un extraño, desentendido del psicoanálisis. Bastaron los 10 minutos que duró el viaje para que la pasajera me hiciera un resumen de su vida amorosa, sin que yo asumiera un verdadero rol de entrevistador. Sin dudas, hay veces que el deseo de contar es más fuerte…

2 comentarios:

  1. Sólo por mi cola de paja, quiero aclarar que no tengo nada que ver con esa pasajera. Aunque me da mucha curiosidad saber quién fue, porque conozco a algunos vecinos.
    Por otro lado, este post es ideal para leerlo escuchando "Ayudame Freud", de Arjona.

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  2. Con Arjona de fondo sería lo ideal esta historia. Sin embargo, mi querido amigo, usted sabe lo del secreto profesional, así que no puedo revelar la identidad que usted pretende. Jeje

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