miércoles, 21 de marzo de 2012

Los primos son como hermanos… del Diablo

“Éramos como hermanas. Le confiaba mis hijos para que los cuide. Le fui garante en un par de créditos y hasta le preste un buen dinero en varias ocasiones, hasta que decidí no hacerlo más. Ella no es nadie para mí hoy”, decía Florencia refiriéndose a Marlene, su prima. Ante este tipo de declaraciones uno tiene la obligación de preguntar, casi como si se tratara de un acto de cortesía.

“¿Te explico?”, me preguntaba Florencia mientras habría los ojos como el jugador que ve que le hacen “piedra libre para todos los compas”. Por supuesto que iba a decir que sí, sino no estaría acá redactando, jeje.

“Hace 3 años tenía un muy buen pasar económico. Me compré un departamentito en Santa Isabel II y, para generar ingresos, me puse un kiosco. Me faltaba el auto, así es que junto a mi novio decidimos empezar a ahorrar”. Así iniciaba su extenso relato Florencia. Y sigue: “Por aquellos días yo le decía a mi prima que viniera a cuidarme los chicos al departamento, porque el trabajo me impedía estar todo el tiempo con ellos. Ella siempre era materia dispuesta. Muchas veces Marlene los llevaba a la escuela, les cocinaba. Yo, por supuesto, estaba feliz por dejárselos a alguien de confianza. Nos conocemos desde niñas; compartíamos las muñecas, las salidas, los secretos”.

Hasta aquí Marlene era una prima que iba camino a la santidad. Estaba “Jean Paul Second” y venía Sor Marlene. Pero ¡cuidado!, porque por ahí el helado trae pedazos de hielo…. (Si es que se me permite esta metáfora barata robada de una tarjeta Junot, jeje).

“Yo todos los meses compraba Dólares y los guardaba en un recoveco del depto. Cuando ya había juntado unos 62 mil pesos, decidí comprar el auto “tiki taka”. Cuando voy a buscar la plata, no había nada. Imaginate mi desesperación. Al ratito llega Marlene y me ve así: ni me preguntó que me pasaba. Se quedó diez minutos y me dijo que se tenía que ir. El lunes siguiente tenía que cuidarme los chicos: no volvió a llamarme por 3 meses”, me contaba con voz firme. Este cimbrón económico – delictual - familiar le ocasionó problemas en su pareja que devinieron en la separación, sobre todo teniendo en cuenta que los ahorros eran comunes (... y de que la prima era de Florencia, no del novio también victima del ilícito). “Este postre tiene frutilla y cereza”, me decía irónicamente Florencia. Hizo un breve silencio y continuó: “La mina me clavó además con unas garantías que le había firmado, así que perdí el kiosco y el departamento. Otra cosa que me jode, y mucho, es que mis chicos van al mismo colegio que la hija de Marlene. Yo los tengo que ir a buscar a pie, y esta se compró un auto con mí plata y la puede llevar y traer a la hija lo más bien”.

“Esta chica no tiene códigos”, le dije (horario de protección al menor: ON). “Ahora estoy viviendo con mi abuela porque me quedé sin nada. Cómo será, que en diciembre se me rompió el celular, y entre mi abuela y mi mamá me regalaron un aparato porque yo no me podía comprar uno. Yo no sabía que era con abono, así que al tercer mes me lo cortaron. Cuando voy a pagar me dicen que era un plan corporativo, por lo tanto tenía que pagar la deuda mía, más la de otros dos celulares que pertenecían al plan. Yo pensaba que las otras dos líneas pertenecían a Ricardo, mi hermano, y a mi mamá, así que las pagué de una. Después, para sacarme la duda, le pregunté a mi abuela de quienes eran los corporativos…”, me contaba Florencia, ya un poco más tranquila. Creo que en estos momentos, Walter Nelson diría “ta tannnnn ta tannnnnnn”. La respuesta sobre la titularidad de los otros celulares era casi obvia, sobre todo teniendo en cuenta que la estimada Florencia venía siendo excretada por un paquidermo en seguidas ocasiones. “Mi abuela me dice que una de las líneas era de Ricardo…. y la otra de Marlene. Hasta sin querer y todo me sigue cagando la mina esta (horario de protección al menor: OFF)”, se exaltó.

Ah! Me olvidaba… Esta historia me la contó una pasajera. Todo empezó cuando me dijo que la llevase a Barrio Santa Isabel II. Yo simplemente le había dicho que era un lindo barrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario